viernes, 24 de noviembre de 2017

Comercialización y difusión de la Terra Sigillata Africana: un caso de la Península Itálica

La gran difusión de la cerámica africana durante los últimos siglos del Imperio demuestra que a pesar de encontrarnos en un periodo de decadencia política y económica, las rutas comerciales se mantuvieron prácticamente intactas. Esta unidad comercial que sobrevivió más allá de la desintegración del Imperio favoreció la aparición de nuevas producciones cerámicas, de nuevos rasgos tipológicos y tecnológicos, y que se benefició del intenso comercio marítimo alimenticio. Los cargamentos de cerámicas en los transporte de productos alimenticios se consideraban bien comercial complementario o parasitario, ya que no se hacía un comercio de cerámicas y vajillas como tal, sino que rellenaban los espacios libres en los cargamentos de grano u otro producto agrícola. Así es como la Terra Sigillata Africana (TSA) consigue llegar a todo el Imperio a través de su difusión comercial, además de que le acompañaran otras condiciones propicias como era la gran producción agrícola excedentaria en productos de primera necesidad como eran el trigo, el aceite y el vino, de los grandes latifundios africanos. Por lo tanto, acompañando a estos cargamentos, la TSA y la cerámica de cocina africana consiguieron ser casi los únicos recipientes utilizados tanto en las cocinas como en las mesas de todo el Imperio. 

Un ejemplo de ello es el yacimiento que vamos a tratar aquí: San Vicenzino es un yacimiento de la costa septentrional de la antigua Etruria, con una secuencia cronológica desde prácticamente de época tardo-republicana hasta la Baja Edad Media. Además, es peculiar el papel dominante que adopta la Terra Sigillata Africana y la alta diversidad representada en el mismo. Dentro de la TSA, los protagonistas son los tipos D y A, en constante competencia.


Mapa de Etruria con la localización de la villa de San Vicenzino
A través del estudio del registro material cerámico, observamos cómo esta villa se encuentra bien inserta en el circuito comercial a la que paulatinamente las producciones africanas se están incorporando al comercio del Mediterráneo occidental, buen ejemplo de ello son las ánforas encontradas en el yacimiento: la presencia de contenedores anfóricos africanos de los tipos I y II (Keay 25 1 y 3) completan el arco cronológico de la TSA A y A/D, datada entre finales del siglo III y finales del siglo V d.C. También debemos tener en cuenta la forma principal de la TSA C, que coinciden durante la primera mitad del siglo III con la Lamboglia 40bis. La TSA C está representada tan sólo por una forma: la Hayes 50, con alguna variante cronológica como la Hayes 50B, cuya presencia se muestra desde la forma más difundida como es la del plato hasta completar la vajilla de mesa. Otra de las formas que acompañan al máximo exponente son el plato Lamboglia 41, el cuenco Lamboglia 42 y la muy tardía 73B, que ocupa los años centrales del siglo V d.C.

TSA C: Hayes 50


La TSA D se concentra entre el siglo IV y todo el siglo V. Coincide en fechas con el cuadro mediterráneo en el que el mercado africano resurge en su fase más culminante entre la segunda mitad del siglo IV y la primera mitad de siglo V d.C., periodo en el que la TSA en Italia tiene su máxima difusión. De las formas adscritas a la TSA D que encontramos en esta villa en torno a estas fechas, destacamos el cuenco Hayes 58 B, Hayes 59, la variante de Hayes 63 con doble acanaladura sobre el borde producido probablemente en Bordj el Djerbi, los jarrones con tiras Hayes 91 A y B, el cuenco Hayes 67 A y B, datada entre finales del siglo IV y la primera mitad del siglo V d.C., y finalmente la formas más tardía, los cuencos Hayes 76 y 79. Del cuenco Hayes 61 sólo se han hallado los ejemplares pertenecientes a la fase inicial de su producción, la Hayes 61 A, seguida por su variante de transición, la Hayes 61 B. Gracias al trabajo de Bonifay, hemos podido identificar la variante A/B 4 de esta forma, datada en el primer tercio del siglo V d.C. La Hayes 61 B y una gran número de variantes se encuentran ampliamente representadas, lo que evidencia la perdurabilidad del cuenco, numéricamente mayor que otras formas de TSA D coetáneas como la Hayes 67 o el jarrón de tiras dobles Hayes 91. Ello nos da cierta información sobre las preferencias de los habitantes de la villa, sobre todo teniendo en cuenta dos cuestiones: el valor sustitutivo y/o complementario del cuenco frente a la forma más difundida, Hayes 50, en términos de funcionalidad; y la imitación de la misma en los talleres locales en una variante de barniz rojo, aunque la reproducción no es muy fidedigna y las dimensiones en la copia se reduzcan.

TSA D: Hayes 61


Sucesivamente y sobre todo a finales del siglo V encontramos una notable reducción de las importaciones aunque no por ello cesan las producciones tardías representadas por la TSA C5 desde Sidi Marzouk Tounsi, en particular la copa Hayes 85 a partir de la mitad del siglo V hasta el primer cuarto del siglo VI; el cuenco Hayes 82 y la forma Gouvest E3, de la misma cronología. 

Una serie de formas completan la secuencia tipocronológica de San Vincenzino hasta finales de la Tardoantigüedad, teniendo en cuenta que las clases importadas desde África no permiten establecer cronologías más allá del siglo VI. Un ejemplo de ello son las lucernas de TSA encontradas en la villa: la mayoría pertenecen a la forma VIII Atlante, representada en una lucerna tipo Ala con un crismón simple dentro de una circunferencia datada entre el 440-460/470, complementada por la forma Atlante X, representada por una lucerna tipo XA2 con decoración sobre un disco y sobre el hombro del asa recuerda a una tableta, un repertorio decorativo que proviene de Sidi Marzouk Tounsi entre las décadas centrales del siglo V d.C.

Lucerna de TSA Atlante VIII con decoración de un crismón en el disco


 La importancia de la Terra Sigillata Africana reside, no ya sólo en su gran difusión y la diversidad de contextos estratigráficos en los que se encuentra, sino también por el fenómeno al que da pie: la imitación local de sus formas. La artesanía local se empeña en realizar una producción cuyo modelo es la TSA pero que sin embargo es una salida más económica de cumplir con los requerimientos de un mercado interregional ya fuertemente condicionado por la presencia de vajilla importada. Es un fenómeno que no sólo encontramos en San Vicenzino o en los alrededores del río Cecina, cercano a nuestro yacimiento, sino que se da en toda Italia incluso de manera general en el Mediterráneo. Particularmente, se ha constatado y se incide en los estudios que la producción local de TSA es algo que se da con mayor frecuencia en aquéllas formas que tienen una gran difusión regional. En el caso de la cerámica encontrada en las cercanías del río Cecina es la producción de cerámica roja volterrana, que proviene de un modelo común e intenta imitar tanto en morfología como en técnica  ala las formas más representativas de la TSA A y D.

Laura Sánchez


BIBLIOGRAFÍA

 GAGLIARDI, V., (2008) Circolazione delle merci: importazioni e imitazioni di ceramica africana dalla villa romana di San Vicenzino, L’Africa romana XVIII, Siviglia 2006, Roma, pp. 1461-1474

MACIAS SOLÉ, J. M., (2003), Cerámicas tardorromanas de Tarragona: economía de mercado versus autarquía, en Anejos de AEspA, XXVIII, pp. 21-39.

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