lunes, 4 de diciembre de 2017

Importaciones de Terra Sigillata Africana en la Península Ibérica (II): Finca "El Secretario" (Fuengirola, Málaga)


Siguiendo en la línea que llevamos en las entradas anteriores dedicadas a la producción de Terra Sigillata Africana, hemos visto cómo este comercio dominante de cerámica, ya sea de mesa ya sea de cocina, de factura africana se comporta en los asentamientos del interior de la Península Ibérica, tal vez unas circunstancias que podríamos extrapolar a la mayoría de los asentamientos que compartieran la misma situación topográfica y, por tanto, las mismas circunstancias comerciales y de aprovisionamiento de mercancías transportados por vías marítimas. En esta nueva entrada, estudiaremos el caso de las importaciones de las producciones cerámicas africanas en un asentamiento costero durante el Bajo Imperio. Es el caso de la Finca "El Secretario", localizado en el término municipal de Fuengirola (Málaga).

Para comprender los aspectos que más adelante explicaremos, debemos introducir la situación geográfica del municipio de Fuengirola y su pasado romano, además del papel que juega el yacimiento de la Finca "El Secretario" en todo esto. El municipio de Fuengirola disfruta de una situación geográfica y topográfica que le han permitido disponer de una intensa ocupación poblacional entre los siglos I y VII d.C. Estas condiciones le han otorgado una situación privilegiada como punto estratégico entre vías de comunicación fluviales, terrestres y/o marítimas. En dicha zona, el asentamiento principal durante el Imperio es la ciudad romana de Suel, que funcionaba como centro administrativo y económico tanto del ager suelitanus como de los asentamiento de alrededor, constituido por las villae suburbae, de las que forman parte yacimientos como el de Torreblanca o el nuestro. 

Mapa del término municipal de Fuengirola (Málaga)

El yacimiento se encuentra en el margen izquierdo del Arroyo Pajares y, según las excavaciones acontecidas allí mismo, se trata de un fundus maritimus que se especializaría en la explotación y comercialización de recursos marinos, entre cuyas instalaciones se encuentran un alfar, una factoría de salazón y los balnea  de una villa. Es un caso de villa-factoría-alfar que se ha podido constatar en otros yacimientos de la costa mediterránea. Nuestro yacimiento en cuestión tiene una vida que comprende entre mediados del siglo I d.C. hasta mediados del siglo V d.C., según se ha podido verificar por las tipologías cerámicas, de la que se ha podido extraer más información y muy variada en cuanto a la producción de cerámica africana, su comercialización y su difusión por el Mediterráneo gracias a los estrechos vínculos comerciales que existían entre los centros productos norteafricanos y los consumidores de las costas malagueñas. 

En cuanto a la cerámica de mesa, son las más abundantes del yacimiento, cuya gran mayoría se han encontrado en el complejo termal de la villa, y encontramos representadas entre ellas a todas las producciones de Terra Sigillata Africana. De todas se han encontrado una gran variedad de tipos y formas, de las cuales podemos incluso distinguir las más abundantes. Por orden cronológico: de la producción A (20% del total) se encuentra más representada por las formas Hayes 3 y Hayes 10; la producción A/D (2%) apenas se encuentra representada por el tipo Hayes 32; de la producción C (14%) destacan los tipos Hayes 50 y  Hayes 73; la producción D es, con diferencia, la mejor representada en este yacimiento (64%), destacando, aunque difícilmente por la amplia variedad de formas que presenta, por la Hayes 61 y la Hayes 91; y, por último, la producción más tardía, la producción E (1%), apenas representado por la forma Hayes 70. 

TSA A: (1 y 2) Hayes 3 a y b, Hayes 5, Hayes 8 a y b; (3) Hayes 9 a y b; (4) Hayes 14 a y b; (5) Hayes 27


TSA C: (1 y 2) Hayes 48 a, Hayes 49, Hayes50 a y b; (3) Hayes 73


TSA D: (1) Hayes 58 a; (2 y 3) Hayes 59 ay b, Hayes 60 a, Hayes 61 a y b; (4) Hayes 67; (5) Hayes 76; (6) Hayes 80, Hayes 81 a, Hayes 87 a, Hayes 91 b


 Además de una amplia tipología de vajilla de mesa de fábrica africana, este yacimiento presenta una amalgama de motivos decorativos que nos dan una pequeña muestra del repertorio normativo propio de la Terra Sigillata Africana. Se tratan de decoraciones estampadas que se relacionan con los estilos Aii y Aiii de Hayes, que nos dan unas fechas para estas cerámicas entre mediados del siglo IV y mediados del siglo V d.C.: entre las decoraciones del estilo Aii encontramos diferentes combinaciones cuyo elemento repetitivo son las palmetas; mientras que las decoraciones del estilo Aiii encontramos una variedad más alta de motivos formando combinaciones siempre encuadradas en dobles estrías, aunque también nos encontramos entre las mismas piezas las reiteraciones de un único motivo, ya sean geométricos, vegetales, cruces, etc.

Estilos decorativos Aii y Aiii de Hayes de TSA
 



La cerámica de cocina africana también se encuentra casi igual de bien representada como la cerámica de servicio, y de la misma manera que éstas, la mayoría se han localizado en el complejo termal. Podemos diferenciar entre platos/tapadera y cazuelas, las dos tipologías de esta producción africana que se encuentran en este yacimiento. Los platos/tapadera se encuentran menos representadas que las cazuelas, cuya forma destacada es la Ostia I, 261; y las predominantes, las cazuelas, de las que destacan las formas Lamboglia 10 a/Hayes 23 b y la Ostia III, 267/Hayes 197. Entre las cerámicas de cocina encontramos una gran dificultad para identificar y diferenciar las imitaciones de las importadas originales. Uno de los signos principales es la mala cocción y que en este caso presentan una pasta mal depurada con una tonalidad ocre anaranjada o grisácea. Lo vemos en ejemplares de cazuelas que intentan imitar al tipo Lamboglia 10 a, presentando un borde caído y la pared ligeramente abierta; o en algunos platos/tapadera que imitan las formas Ostia I, 261, con un borde más o menos engrosado, u Ostia I, 262, con el borde caído. 




Terminando con el repaso del registro cerámico encontrado en este yacimiento, tenemos las lucernas. Se encontraron cinco ejemplares, de los cuales sólo uno se mantiene bastante completo. Las cuatro piezas parciales restantes pertenecerían al tipo Atlante VIII, con sus variantes tipológicas VIII C1a y VIII D1; mientras que la pieza casi completa pertenecería más bien al tipo Atlante X, aunque por su decoración difuminada y su barniz degradado, constaría como M. Bonifay define a las "producciones tardías con decoración estampada", coincidiendo con el tipo 69.

Lucernas: (1) Atlante VIII C1a; (2) Atlante VIII D1; (4) Atlante X; (5) Atlante X tipo 69 según Bonifay


Todas las piezas cerámicas que hemos tratado hasta ahora en esta entrada nos está indicando un progresivo afianzamiento de lo que posteriormente se transformará en un claro dominio de las producciones africanas tanto de mesa como de cocina frente a otras producciones, ya sean de imitación como de factura hispánica. 

Mientras que en los primeros momentos del yacimiento, entre la segunda mitad del siglo I y las primeras décadas del siglo II d.C., las producciones africanas de tipo A compiten en el mercado con las producciones gálicas e hispánicas; las formas localizadas (Hayes 3, 5, 8,9, 14, y 27) constituyen el arranque del cambio de tendencia que va a tener lugar a lo largo del siglo II d.C., momento de expansión y de fuerte actividad de la propiedad. Le sigue, tras un período de transición represnetado por las cerámicas de producción A/D, un segundo período de expansión entre la segunda mitad o finales del siglo III y el siglo V d.C. en el que las cerámicas africanas son ya hegemónicas propiciado por las cerámicas de producción C (Hayes 48, 49, 50, 67 y 73) y la producción D. Esto denota el florecimiento del fundus como ya no sólo lugar residencial y de producción agrícola, sino también como alfar y factoría. También se adquieren en este momento cerámicas de cocina de nuevos tipos hasta su progresiva y definitiva sustitución, a lo largo del siglo VI d.C., por las cerámicas a torno lento.

La producción D es la que más destaca, con la incorporación de trece formas diferentes a la vajilla de mesa de la villa (Hayes 58, 59, 60, 61, 67, 76, 80, 81, 91, 99, 103 y 104). Existe un claro desequilibrio entre las producciones C y D debido a la larga perduración en la circulación mercantil del Mediterráneo de las segundas sobre las primeras, bajo las condiciones políticas y económicas favorables que beneficiaron el empuje exportador de las áreas tunecinas.

Analizando las piezas de producción D podemos apreciar dos momentos cronológicos concretos: un primero entre los siglos IV y el siglo V d.C., coincidiendo con la segunda fase de expansión de la propiedad (Hayes 58, 59, 60, 61, 67, 76, 80 y 81 y las lucernas tipo Atlante VIII); y un segundo momento que comprende el siglo VI y tal vez el siglo VII d.C. (Hayes 91 b, 99, 103, 104b y las lucernas Atlante X) que confirma la continuidad de este yacimiento a mediados del siglo V d.C., años en los que la mayoría de los centros productores de salazón de la costa malagueña se encuentran en proceso de abandono o amortización que viene desde finales  del primer cuarto del siglo V d.C. Seguramente este fuera uno de esos centros productivos que se encontrara en ese momento mermado en su potencialidad y se encontrara adaptado a un comercio de poco volumen y más de carácter local.
A partir de entonces, el yacimiento entraría en el período bizantino, en el que se aprovecharía de la cercanía de la ciudad de Malaca como centro distribuidor de los productos norteafricanos asentamientos como el ager Suelitanus, Torreblanca del Sol y Suel, que permanecerán activos en el siglo VI y probablemente, también en el siglo VII d.C.

Sin embargo, no todas las cuestiones sobre la cronología basados en las cerámicas norteafricanas están resueltas, todavía quedan resolver algunas como la ausencia de piezas con decoración estampada de estilo E o el alcance de las imitaciones de cerámica de cocina africana. 

Laura Sánchez

BIBLIOGRAFÍA:

HIRALDO AGUILERA, R. F.; PIÑERO MORENO, D. (2012) Las producciones africanas en el yacimiento romano de la “Finca El Secretario”. Cerámica de mesa, cerámica de cocina y lucernas, en Anales de arqueología cordobesa, 23-24, pp. 201-224

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