lunes, 4 de diciembre de 2017

Terra sigillata hispánica tardía y Terra sigillata Bracarense tardía en la fachada Atlántica




Bienvenidos de nuevo,

En esta entrada estudiaremos la producción cerámica en la fachada atlántica, la cual dividiremos entre la zona de Lusitania y la zona de Galicia. Estos dos focos fueron los únicos que no sufrieron una ruptura comercial tras la crisis del siglo III en la Península, por lo que es notorio hacerlas una entrada aparte.

Aunque las tipologías cerámicas cambiaron, las rutas comerciales marítimas se mantuvieron durante todo el imperio romano. Los talleres de estas zonas diversificaron su producción, es decir, fabricaban tanto ánforas como vajillas. Asimismo, la cerámica de imitación jugará un papel importante en esta época.En Lusitania nos encontramos con una gran predominancia en la producción anfórica. Esto se debe a las grandes industrias de salazón que existen en este territorio. Sin embargo, cabe destacar un enclave en el que la producción cerámica fue su gran objetivo, Bracara Augusta.

Como no podía ser de otra forma, en esta época Bracara Augusta tenía una producción con un carácter más local y un sistema basado en la autarquía las cuáles hemos visto que son características propias de los focos de producción tadorromanos de la Península. Esta zona se caracterizó por producir cerámica de vajilla fina de imitación que la podemos dividir entre TSB Tardía roja y TSB Tardía gris, centrándose en las cerámicas altoimperiales peninsulares, pero también en las africanas, gálicas y focenses. Este nuevo modelo de sigillata comenzó desde finales del siglo III y siguió fabricándose hasta el siglo VII. Bracara Augusta abastecía de cerámica tanto a su propio entorno como en las zonas colindante de la actual Galicia como, por ejemplo, Vigo.
Así, La TSB Tardía roja se puede  se caracteriza por tener las pastas blandas y una cocción alternante con un engobe de color amarronado. 

 La TSB Tardía gris dio paso a un nuevo modelo productivo que iría desplazando paulatinamente a la roja a finales del siglo V. En esta casó la cocción pasó de ser alternante u oxidante a reductora. También desaparecerán el engobe rojo y las decoraciones estampadas. esta nueva cerámica tenía un engobe gris, muy pulido, a diferencia de su antecesora, y un aspecto muy brillante.

 



En cuanto a la producción anfórica, a partir del siglo II se va a producir una un receso en la fabricación de estas piezas. Aunque no están muy claras las causas de ello, probablemente sea por el cierre de las industrias de salazón o simplemente por la subida de los ríos que inundarían los alfares lusitanos forzándoles a desplazarse a otra zona.
Lo que se aprecia en este periodo es la imposición de una forma más pequeña que su antecesora. De estos datos podemos decir que el descenso de tamaño se debe a que estas ánforas no eran utilizadas para el salazón, por lo que la teoría del cierre de estas industrias cobra sentido. Esta nueva forma se documenta en numerosos yacimientos de la zona Lusitana y galaica, por lo que no fue una producción acontecida en un único talle, sino que este nuevo modelo se generalizó en esta forma.
 
  A partir del siglo III se producen nuevas novedades, aparecen nuevas formas y talleres. Las zonas destacadas se encuentran en el Tajo. Algunos talleres persisten como el de Porto dos Cascos que se sitúa en este mismo valle, y en este mismo lugar se funda Quinta do Rouxinol

Aparecerán nuevas ánforas que se caracterizarán por tener un cuerpo cilíndrico un cuello poco perceptible y un pivote con moldura, esta nueva tipología muestra una ruptura con la tradición local que comienzan a partir del siglo III. Esto nos puede llevar a la conclusión de que los nuevos alfareros que se encuentran en el valle del Tajo y del Sado podrían ser extranjeros



A lo largo del siglo IV y V estas alfarerías van a experimentar su mayor apogeo, es más en el siglo VI aparece una nueva forma. En esta época también se produce un desplazamiento hegemónico; la zona del Algarve, a la orilla del Guadiana, gana prestigio en comparación con la zona del valle del Tajo. Además, con el paso de los años, las ánforas van a ir disminuyendo su tamaño. Esta producción y exportación teminaría en el siglo VI, un poco después del periodo romano.

En la zona de Galicia hay que indicar que, como en el caso de Lusitania, las redes comerciales nunca llegaron a desaparecer además, se registra una gran exportación hacia otras zonas.
Sin embargo, en esta zona se documenta una disminución en la producción cerámica, lo que se aprecia en yacimientos de A Coruña y Braga. Al igual que en el resto de la Península los alfares se simplificaron y se organizan en pequeños complejos que tuvieron importancia en época altoimperial. Asimismo, las producciones norteafricanas y gálicas impiden que estos alfares vuelvan a tener importancia, sobre todo en las zonas costeras, debido a la competencia que provoca la llegada de estas importaciones extranjeras.

Respecto a la tipología que podemos encontrar en esta zona, hay que destacar que hay muy pocos ejemplares, por lo que todavía es difícil establecer un nuevo modelo para este periodo. De los pocos materiales se deduce que siguen todavía con la tradición altoimperial. En cuanto a los acabados la mayoría tiene la pared lisa, mientras que en los motivos no hay ninguno que merezca destacar.





En conclusión, debido a las rutas comerciales los centros de producción nunca dejaron de fabricar cerámica, aunque en esta época debido a la gran inestablidad económica habrá más importaciones que exportaciones tanto africanas como gálicas. Además, se producirá un descenso en el numero de piezas fabricadas. Las ánforas serán las únicas que persistan en este mundo tardorromano y que cobren gran importancia, sin olvidar la nueva tipología de Bracara Augusta.

Un Saludo

Almudena Sanguino Tallón


FERNÁNDEZ A. y MORAIS R. (2014): La producción de vajillas finas de Bracara Augusta, Rei Cretariae Romanae Favtorvm Acta 43.

LÓPEZ PÉREZ Mº.C, CÉSAR VILLA M. y CARREÑO GASCÓN C. (2012): Las producciones de TSHT en el área galaica: Difusión tipología y decoración, Ex Officina Hispana, Museo Arqueológico Nacional, Vol. 1, pp. 125-139.
FABIÃO C. (2008): “Las ánforas de Lusitania” en CASASOLA B. y LACOMBA I. (coords.) Cerámicas hispanorromanas. Un estado de la cuestión, UCA, Cádiz.



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